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BIO

Vanina Goldstein -1970- Artista, Docente e Investigadora.

 

El eje central de mi recorrido es la liga entre la investigación práctica y teórica sobre la percepción, la creatividad y los procesos de enseñanza/ aprendizaje.

 

Empecé en el ámbito teatral aprendiendo de Hugo Midón, Laura Falcoff, Mariano Moruja entre otros, y teniendo la suerte de a los 18 años formar el primer elenco de jóvenes que puso en escena “El Imaginario” de Hugo Midón y Carlos Gianni, dirigida por el mismo Hugo.

Luego empecé a estudiar y practicar Danza Contemporánea, Contact improvisación, y técnicas variadas que se centran en el cuerpo como lugar de aprendizaje, experiencia, registro y percepción. Estudié y me recibí de Profesora Nacional de Expresión Corporal en el Instituto Maria Ruanova. También tuve muy buenos maestros, entre ellos Olga Nicosia en anatomía y Susana Gonzalez Frontera en Expresión Corporal.

Siempre interesada en la sensibilidad y la propiocepción, me formé en Body MInd Centering con Silvia Mamana y me recibí de Integradora Somática. Practiqué Kung Fu en la escuela Schuan Fá durante muchos años.

 Recuerdo con cariño y respeto a todos mis maestros de esa época.

 

Empecé a enseñar Contact Improvisación y Anatomía y Movimiento, entreviendo ya un camino en relación a la creatividad, los patrones repetidos que se van construyendo y la posibilidad de que cada persona pueda encontrar nuevas formas expresivas más genuinas.

En 2003 creo Orioncentro, organización dedicada a la investigación en Danza e Improvisación.

Como docente de Contact Improvisación, Trabajo Corporal e improvisación, dicté clases y seminarios organizados por Orioncentro, en la Carrera de Psicomotricidad de la Universidad Tres de Febrero, en la Escuela de Circo La Arena, y en el Instituto de la Máscara entre otros lugares.

 

Paralelamente seguí mi recorrido como bailarina y actriz, formándome y a la vez produciendo y dirigiendo distintos proyectos a lo largo del tiempo.

 

Mi camino se topó con la posibilidad de enseñar en el ámbito de la fotografía en una institución oficial gracias a otro de mis grandes maestros, mi padre.
 

Comencé a dar clases en la Escuela de Fotografía terciaria que él fundó y creó, dictando la materia Organización de la Imagen y talleres de conexión con la percepción, el modelo y la escena.

Luego se sumaron otras materias y talleres, entre ellos “Proceso Creador” una asignatura orientada al entrenamiento de las etapas que forman un proceso creativo, y el taller de Fotografía Creativa con teléfonos celulares.

 Desde el año 2008 soy la rectora de la Institución, y ejerzo ese rol prestando atención a la enseñanza de los procesos de aprendizaje, que son a su vez, procesos creativos.

 

En el año 2016 conocí la mirada sistémica de la mano de Anni Schuff, y comencé un entrenamiento continuo integral vivencial cuyo eje es el trabajo vivencial y práctico centrado en la observación, la percepción, el registro corporal y los patrones aprendidos en pos de nuevas posibilidades creativas, que continúo hasta el día de hoy.

También formo parte del grupo de formación para profesionales del SECI.
 

Acompañados por ella un grupo de personas estamos por completar la formación en Constelaciones Familiares dependiente de la Hellinger Schule impartida en San Pablo Brasil por la Facultad Innovare.

Todo mi camino de docencia, mi investigación creativa personal y por supuesto mi propia vida, están transformadas y enriquecidas a la luz de esta práctica y experiencia.

 

Y así surge el Taller del Árbol, una conexión entre un proceso de creación artístico y producción poética y la información de la trans-generacionalidad, taller que estoy aún desarrollando e investigando tanto práctica como teóricamente y que estoy ofreciendo en la Escuela de Fotografía a algunos alumnos y docentes.

 

Como síntesis de este proceso me percato que mi foco, mi pregunta abierta, desde toda la multiplicidad de aspectos recorridos, está en el proceso de enseñar/ aprender. En la enseñanza como un lugar, como un punto de partida y como un trabajo sobre mí misma.

Y a la profunda convicción de que para enseñar hay que estar en permanente aprendizaje.

Que ser maestro es también darse cuenta de lo que no se sabe.

De entrar en contacto con las preguntas, y de la necesidad de aprender del otro desde las propias preguntas.

Que saber fallar y equivocarse forman parte esencial de una de las cosas más importantes para transmitir a un estudiante y que por ende deben estar hechas cuerpo en el maestro.

Así surge Eterno Aprendiz. Un espacio de práctica pedagógica para maestros que desean aprender.

Entendiendo que el aprendizaje es un proceso creativo.

Y que el proceso hecho en nosotros mismos es lo que permite llegar con herramientas, claridad, fuerza a la posibilidad de acompañar a otros.

 

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Mis Maestros            

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